Siendo protésico dental os preguntaréis por qué estoy hablando de Biología, de términos espirituales o de conciencia.
Durante más de cuarenta años me he dedicado a la odontología técnica, tanto haciendo prótesis, como haciendo productos para la industria dental.
Al hacer dientes, sólo por la imitación de la maravillosa biología en ellos, simplemente observándola, intuyes que hay un plan detrás de cada forma, de cada manifestación creadora.
El protésico recrea, con arte y tecnología, la naturaleza y se da cuenta entonces de su magnificencia.
Con los años, conocí los códigos de la creación, las fórmulas matemáticas y las proporciones con las que se construyen las cosas en todo el universo. Incluso desarrollé una patente que empleaba esas proporciones para que su forma fuera ideal haciendo prótesis de zirconio sobre implantes.
Te das cuenta que el Creador, no ha dejado nada al azar, comprendiendo la frase de “la necesidad crea el órgano” que tiene un gran significado y el auténtico código de lectura que se aplica en la nueva medicina o medicina biológica.
Una vez entras en su estudio, comprendes la interacción y la constante adaptación que tiene el pensamiento, las emociones y la reacción de las mismas en el propio cuerpo, entiendes su doble interpretación: como enfermedad o como etapa de crecimiento.
La búsqueda del significado de esta adaptación, me hace reflexionar sobre el proyecto y el sentido del propio ser humano y la no existencia (aparente) de un libro de instrucciones para la vida (que si lo hay y lo puedes descubrir).
Desde esta duda existencial, me interno en las escuelas de pensamiento y conocimiento más ancestrales, cuando me aparecen las leyes biológicas de Hamer, y la descodificación dental, que me lleva hasta el “Ciclo del Espíritu” de mi maestro el Dr. Christian Beyer, uniendo inquietudes profesionales con espirituales.
Este ciclo del Espíritu es la demostración de la relación directa entre diente y conciencia. El Dr. Beyer, creador de la PsicoNeurOdontología, observa y demuestra que, en su crecimiento y erupción, determinados dientes y molares coinciden exactamente con las fases evolutivas de conciencia de todos los humanos y con el desarrollo de las hormonas sexuales.
Al finalizar la erupción de todos los dientes de leche, a los tres años, el niño poco a poco, se desapega parcialmente de la energía femenina (interna) que significa la Madre, para conocer la energía externa o masculina que significa el Padre, y es cuando se asoma al mundo. Nace el “Yo” del hasta entonces bebé, tomando entidad propia, Él mismo y las cosas que nombra con su boca tienen una relación.
A los seis años se produce la erupción del primer molar definitivo, coincidiendo con la primera oleada potente de hormonas sexuales. Aparece el posicionamiento social y sexual. Su energía expansiva lo hace salir al mundo definitivamente, de la mano de su Padre. Este es el guión ancestral, si no ocurre, lo leeremos en sus dientes.
Ese primer molar definitivo, ese seis, ya estaba formándose a partir del sexto mes en el útero de la madre. Todo lo sentido y vivido en esos seis años y tres meses, se expresa en ese diente, testigo de excepción del crecimiento interno y externo del individuo.
Ese primer molar definitivo es una fuente de información personal y espiritual impagable al analizar sus patologías.
La erupción del segundo molar definitivo, los sietes, a los doce años, coincide con la más potente irrupción de dichas hormonas sexuales. Con transformaciones físicas evidentes, el individuo proyecta hacia el futuro sus deseos y nacen las frustraciones. Se cree independiente y la búsqueda gregaria y sexual le produce trastornos de todo tipo, sobre todo de relación.
Finalmente y para cerrar el primer ciclo evolutivo, el afloramiento de los terceros molares o muelas del juicio entre los dieciocho y veintiún años marca la independencia y la posibilidad de formar su propia clan-familia con el salto evolutivo que esto significa.
Pero especialmente nos muestra una pieza que nos hace de espejo reflexivo, es nuestro Ser que nos pregunta, ¿ya estás haciendo tu proyecto de vida?. Estas piezas 8 representan el infinito humano, y nos hacen de espejo una y otra vez en cada cuerpo que habita el Ser. Por eso son depositarias de los secretos familiares, estos secretos que tenemos que desvelar, si o si, y nos dejen el camino libre para nuestro proyecto de vida.
Este ciclo biológico-mental va repitiéndose periódicamente y marca las diversas etapas de madurez y evolución, señalando la increíble, (pero lógica dado el mismo origen embrionario del diente y el cerebro), relación del diente con la conciencia evolutiva de toda la humanidad, sin importa el lugar de procedencia, sexo o cultura del individuo.
Esta relación diente-espíritu confirma la conexión eléctrica entre cerebro y diente. Si hablamos de electricidad, podemos afirmar que no sólo desplaza energía, sobre todo desplaza información.
Por eso ahora podemos entender por qué se modifican, desplazan, emergen, se carían, o se rompen los dientes en su constante diálogo con el cerebro. Son instrumentos biológicos en manos del Mental, que edifica nuestra realidad.
Por esto es importante que los profesionales de la salud dental, higienistas, protésicos y dentistas, sepan tratar el diente de un modo menos mecánico y un poco más consciente.
Quizás fuera uno de los motivos que me lleva a desarrollar un método para mis colegas protésicos que les permita conocer el lenguaje del diente y reproducirlo desde un estado anímico y energético más adecuado a su conciencia.
El método POP, Psicodontología Protésica, nace para que entren de lleno en este maravilloso conocimiento, beneficien a su entorno y a ellos mismos, y algún día puedan acceder a las enseñanzas del maestro Beyer, en su constante evolución.
Te espero, Colega Protésico, en esta aventura de conocer la vida y el mundo a través de un viaje hacia el interior de los dientes, que es el interior del Mental Humano.
Bienvenido.
Josep Grau
Psicoprotésico